Es un tópico y nos repetimos siempre, pero hay que seguir diciéndolo: prueba y mide. Y vuelve a hacerlo. Prueba diferentes tonos, diferentes longitudes de contenido, diferentes formatos. Mide lo que funciona y estíralo y lo que no, replantea y vuelve a lanzar.
Si quieres llegar a un público determinado, no te queda otra que invertir. Nada llega al mercado por si mismo. Si tienes esto claro, aprovecha las capacidades de segmentación que ofrece LinkedIn (por ejemplo poder segmentar por cargo).
¿Cuánto publicas? ¿Cómo sabes que es una buena frecuencia? Tendemos a pensar: “no queremos convertirnos en spam” pero lo que no nos damos cuenta es que esa creencia nos hace publicar mucho menos de lo que aa nuestra audiencia le parecería spam.
Deja de lado todo ese material facilón y plantillista que nos encontramos en cualquier web de imágenes de archivo. Trata de buscar tu propia personalidad tanto con el copy (tono y estilo) como con las imágenes o vídeos. La marca se consolida por la repetición de conceptos, no cambies tu identidad cada vez que publicas algo, será más difícil que te recuerden.